En la lápida desorientada
de tu podrido amor
Yace un cadáver hecho de traumas
Te luciste con las quiméricas promesas,
y con tu verbal violencia desalmada
“PUTA” gritabas a quien decías tu amada.
Tan ciego, tan débil, tanta sangre derramada.
Escombros de miedo asolan aún esta mirada.
Tragué el veneno de tu paranoia.
A la fuerza.
Con tus manos sujetando impetuosamente,
esta garganta.
Cuyo eterno y asfixiante nudo enalteciste.
de pronto tus brazos cubrian una jaula,
mis miedos eran los barrotes,
y la llave la guardaste para tu colección.
Hubiera dado mi vida por tu inmundo ser maldito.
Les habría sido por siempre fiel a tus incontables caprichos.
Tanto ardor entregué a tal sueño encantado.
Todo por un puto imbécil enmascarado.
1 comentario:
la paranoia sí que es veneno. Buen logro, Matilde, A pesar de lo jodido del tema.
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