Detente
dice la lechuza
No
queda nada por lo que aferrarse
Ni
quien te diga porque no ahogarte.
Si
no forjas tu armadura,
Te
sentencio a tu propia suerte.
Es
de noche y tú lo sabes.
En
algún momento el amanecer cubrirá tu rostro.
¿Entonces
dónde te esconderás?
Arte
que arde.
Arde,
quema, te predestina al laberinto.
Justificas
tu alma en desvaríos.
Te
acompaña la muerte...
Y
te asfixia la vida.
Mientras
cantas tu suerte.
¿Cómo
te detendrás?
Si
tu instinto es más que voraz.
Y
Bailas el vals de la muerte.
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