Años
atrás hallé el paraíso de mi atormentada existencia
en el reflejo de tus ojos, en tu galantería.
El fuego de tu amor es mi condena,
y tu
beso el más letal de los venenos.
El amargo veneno de tus labios
No me permite respirar
Presa del instinto que atrae nuestros cuerpos.
Atada al laberinto emocional,
desterrada de tu amor.
Con una maldición
puesta en el corazón.
Condenada a andar entre sombras de la
delirante noche
A olvidar la dicha de sentir las estrellas
nuevamente.
A una vida entera deseando la vuelta de tus
versos.
Vicio infernal, amante infernal.
Enfrentaría el mundo por ti, contigo.
Mi amado inmortal,
llama de mi
vida,
delicioso mal…
¿Más alcohol
en la herida?
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