Entradas populares

domingo, 8 de enero de 2012

Deliberando en Versos


I

Traga de una vez la cortina de humo

que tu orgullo sostiene,

pues esos zapatos rotos de cristal

en tu ventana te delatan.

Y la llama de la blanca rosa,

que no te atreves ni a tocar.

Aparenta ser fantástico,

pero este amor es más real que mis vicios.

Que estos miedos enraizados.

Que los fantasmas de mi pasado.

Finalmente aquél dolor de amor,

de amor ingrato y aparente,

le puso fin a mi ilusión.

Mi muso era más que demente.

Y para olvidarlo solo faltó decisión.

En fin,

en este poema no hablaré de él…

pues relataré mi nuevo amor

y las grandes hazañas hechas en su honor.

II

Me enamoré de la justicia

y a la virtud le juré lealtad.

Cazaré lo que reste de malicia,

para conseguir así mi ansiada libertad.

Crearé épicas historias,

pintaré el espejo de tu alma

en un lienzo de siniestras memorias.

Es hora de accionar los versos,

pues el poeta pronto ha de crear.

Ya que al fin encuentra su reflejo,

ahí donde las hadas vuelan en libertad.

Donde los árboles no tienen final,

y nunca falta algo para fumar.

Que esta noche se pierda la cordura,

si eso ha de inspirar mi corazón;

pues en el juego de la literatura,

la vivencia es menester y adicción.

Afirmo sin miedo tal conjetura,

con fin de combatir la alienación.

No tengo miedo a rimar mi aventura,

Pues es un desafío a mi creación.

Mi poesía no proclama una verdad,

Pues la fantasía no es desterrada.

Pero sí busco luz en tempestad.

Aunque use rima cruzada.

Critiquen mi oficio si así lo desean,

Mi horario lo crea esta imaginación.

Mi compromiso es transmitir sueños

y con palabras hacer música.

He tallado mi alma en versos locos y desahuciados.

Como las apresuradas hojas de otoño,

Que vuelan con una excentricidad inquebrantable.

pues para amarte



Era tanta lluvia, traté pero no logré detenerla.

Se cae a pedazos la torre en la que habito.

Los recuerdos son llevados por la corriente,

como el de en qué momento dejó de latir este corazón.

Al encuentro de este ánimo desertor,

escapé saltando la muralla.

Aun así, el rio de lluvia no descansa.

Mientras haya dolor,

mientras sigan deslizando lágrimas….

parecerá diluvio universal.

Aún siento aquel día en la desalmada ciudad.

En que un encantamiento azotó mi cuento,

Un escalofrío recorrió este corazón en ruinas.

El día en que descubrí entre la multitud tu dulce mirar,

Cuando el fuego, ahora como espectador,

me reveló un posible soñar.

Dice la leyenda que el amor de pareja es un juego infernal,

Un forzoso mal.

A quien le atribuyes mágicos e inmemorables instantes.

Eternas miradas andantes.

Quién sabe si siempre será así.

Lo único que sé es que

como si de arena movediza se tratara

dejé de controlar el sumergir.

Ahora un te quiero no es suficiente,

para poner en palabras mi sentir.

Te regalo este relato,

Como si de justicia tratara.

Pues para amarte no faltó más que instantes.

Inevitables lágrimas y miedos errantes.

No soy nueva en este juego loco de remate.

Aún así debo decirte,

Que solo por ti mi corazón de nuevo late.

cuenta hasta tres


Niña recojo tus suspiros,

Cobijo tus miedos.

Y cuando cuentes hasta tres

Ya no habrá dolor.


Conoceré y lidiaré:

Con tus brujos,

Con tus embrujos.

Y cuando cuentes hasta tres.

Ya no estarás sola.


Niña mia, trepas y trepas.

Solo por trepar.

Te ries, saltas Y lloras sin parar.

Hagas lo que hagas, recuerda aún no mirar.


Cuando cuentes hasta tres,

La luz se encenderá

Y tus fantasmas desaparecerán.

Corre niña, no des vuelta atrás.

El pasado es su arma más letal.

Ni se te ocurra volver.

Dejarás pronto de amarlo,

Cuando cuente hasta tres…

Cenizas




Disipé lo restante de tu fragancia

Me rendi y me levanté tantas veces cuantas mudaba de humor.

De ira y agresiones a amor y rendiciones.

Pasame otra botella, y un puto cenicero.

Pues de cenizas en la cama ya me sobran los recuerdos.

Inhalo el humo, casi tan delicioso como tus labios.

¿Qué derechos avasalla mi alma?

¿es virtuoso el batallar?

¿Podré olvidar la leyenda de los amantes?

Olvidar tu mirar, nuestras risas en la madrugada.

¿El rose de tu mano?

Solo me queda encender este cigarrillo.

Languida y melancolica resulta la inseparable realidad.

Cruda y cruel.

Y como quema.

Este fuego que me quema por dentro.

Por los besos que no nos daremos,

Las historias que no nos contaremos,

El fin de aquella corpórea y romántica fragancia que un día creamos.

No es capricho de niña,

porque creo que ya lo superé.

Ni fantasia de ninfa,

es solo que ingenuamente te creí.

pensé que podrías probar la inmortalidad.

Que aguantarías ser el personaje de una leyenda.

Que será eterna, pero ya no contigo.