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miércoles, 4 de julio de 2007

Recuerdo momentos que nunca existieron,
Lloro a personas que ya no están aquí.
Me faltan fuerzas para escribir,
Y hasta aire para respirar.
Como reclama mi alma inquieta,
Al inmortalizar el dulzor de aquella historia
Puramente mía e inocentemente frágil.
Tu delicada sonrisa, tu reservada mirada
Mi corazón vacío, mi esperanza arruinada
Los cuadernos dibujados,
Las canciones escritas,
Los diarios dedicados,
El inicio de los vicios,
El miedo de perderte
La angustia de no tenerte.
El pudor del primer amor en constante transformación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recien descubro este blog...hace tiempo que no publicas nada.
¿crees que una mirada puede cambiarlo todo?
Estoy absolutamente seguro de que sí. Sí lo crees. Ese poder requiere fe ciega en los deseos. Que raro es ver eso todavía.